jueves, 7 de noviembre de 2013

Nagisa X Rei

1 Dulce + 1 Truco

Las hojas secas del otoño llegaban hasta la piscina de la secundaria Iwatobi, el clima era fresco por lo tanto el entrenamiento era indebido. Pese a que cierto pelinegro quisiera nadar de todas formas, era arriesgado y debieron cerrar el club bajo llave para que nadie se atreva a entrar –bueno más que nada para que Haruka no se atreva a entrar-.

Makoto se llevó a Haruka al arrastre hasta su casa, tan pronto como termino la jornada. Al no haber club, Gou decidió tomarse la tarde libre con su amiga e ir de compras. Dejando sin nada más interesante que hacer a los dos menores, Rei había planeado ir temprano a su casa, tomar un baño, merendar y estudiar un poco, anhelaba una tarde tranquila. Pero claro, eso es mucho pedir teniendo a un Nagisa muy interactivo a su alrededor. Simplemente no podía negarse a esos “suplicantes” y poderosos ojos castaños, por muchas veces que dijera “no”, era solo superficial, ya que siempre terminaría haciendo lo que el rubio pidiese.

No lo comprendía… ¿tanto era el poder de persuasión que tenía ese pequeño rubio? ¿Eran sus ojos? ¿Su voz? ¿Su manera de hablar? Siempre que tenía tan cerca a Nagisa su estómago crujía, sentía que algo en el pecho lo apresaba, lo ponía totalmente nervioso. ¿Por qué? Rei siempre ha estado orgullo de su inteligencia y su manera de procesar toda información, analizar, controlar y medir cada dato para poder refutar una teoría y una explicación fundamentada. Pero, ¿Por qué aun no comprendía al rubio? Si bien entendía que analizar una persona era más complicado, pero aun así siempre se podía predecir algún movimiento, comportamiento o carácter. Pero no era así con Nagisa, lo único que puede refutar es que lo predecible de chico era lo impredecible que podría llegar a resultar. Su mente siempre era un lío por cada acción ejecutada por su compañero.

Hoy –como se fue tornando su rutina- ambos nadadores caminaron juntos rumbo a sus hogares, en el trayecto Nagisa sacaba los temas de conversación, y lógicamente viviendo de él no siempre tenían un hilo coherente, una cosa encachaba a otra y así Rei se fue perdiendo, sólo pudo soltar un suspiro invisible. No es que estuviera enojado ni que lo molestase, más bien simplemente una pequeña frustración consigo mismo al no poder seguirle el ritmo al otro.

Al llegar a la estación, Nagisa se detiene frente a un anuncio, sus ojos toman un brillo deslumbrante y cargado de emoción, una enorme sonrisa curva por sus labios y se acerca animadamente al peliazul, de un salto llega a colgarse por sus hombros desde la espalda. Ante el “sorpresivo abrazo” Rei suelta su queja.

- Nagisa-kun, ¡no te cuelgues así, casi caemos! Y es peligroso al estar cerca del andén.- A pesar de su queja no se molesta en tratar de quitar de encima al pequeño pingüino.

- Ne, Rei-chan ¿Lo sabias? ¡Estamos en octubre, y pronto será Halloween! ¿Ya pensaste en que disfrazarte ese año? ¿Quieres usar una alas de mariposa?- Suelta un risita ante su último comentario. Logrando un sonrojo suave pero notable en las mejillas del chico de lentes.

- Claro que no. ¿No estamos muy grandes para eso? Además no es una celebridad que me agrade mucho, mucha gente viste de manera grotesca.-

- Huum, Rei-chan es muy amargado.- Musita con un visible puchero, inflando sus mejillas.- Creo que Rei-chan se vería muy adorable con unas alas de mariposa. ¡Ah! Rei-chan, Rei-chan, ¿dulce o truco?- De un saltito, se suelta y se coloca frente a su compañero, se acerca de puntitas en los pies para acercar su rostro al del otro más alto, le dedica una intensa mirada cargada de curiosidad y a la espera de la respuesta.

Rei trago saliva, nuevamente su mente se enredó, y su lengua se trabó por unos segundos. Odiaba que su cuerpo no le responda por cosas tan mínimas e incompresibles, soltó otro suspiro, esta vez visible, acomodó sus lentes y se limitó a responder lo más calmado posible.

- Aun no estamos en Halloween para hacer esa pregunta, eres muy impaciente.-

- Vamos, no seas amargado y responde, ¿si?- Se aferra a por la manga del abrigo de Rei incentivando su acercamiento y esperando la respuesta impaciente. El peliazul solamente suspira –últimamente lo hace muy de seguido, ¿Por qué será? –

- Bien… déjame pensar.- Coloca su mano libre en un frente, haciendo un gesto de estar analizando la respuesta.- Bien, si se trata de ti, elegir “truco” sería muy arriesgado, así que elijo Dulce, aunque en este momento no tengo nada dulce que ofrecerte.-

Una extraña sonrisa adorna el rostro del rubio, en su mirada se puede percibir un brillo entraño, algo de deseo y… ¿malicia?. Un pequeño escalofrío recorrió por la espalda de Rei, no supo comprender. Se escucha la alarma del tren acercándose, y la gente se aproximaba al andén. En un descuido, Nagisa toma con más fuerza el agarre de abrigo de su compañero y lo arrastra lejos de la oleada de personas entrando al abrirse las puertas del tren. El rubio lo aleja llevándolo hasta las unas escaleras un tanto retirado del bullicio. Se escucha la nueva campanada que anuncia la partida del tren, no lo abordaron, ¿por qué? Sólo Nagisa lo sabía.

- Nagisa-kun, ¿Qué sucede? Acabamos de perder el tren, ahora hay volver a esperar… es fastidioso.- Trataba de ocultar su nerviosismo, no lograba descifrar esta mirada que tenía su compañero, solo podía pensar “algo no esta bien”.-

- Rei-chan quiero mi dulce~ .- Musito al acercarse al Rei acorralándolo un poco hacia la pared.

- ¿Q-que…? Te dije que por el momento no tengo nada dulce, te lo comprare más tarde…- No está bien, nada bien… ¿Por qué estaba siendo acorralado? Lo peor, no podía sobreponerse, un extraño calor invadía su cuerpo, sentía sus mejillas calientes, sus manos temblar un poco. Se sentía intimidado, ese brillo en los ojos del rubio le provocaba sensaciones nunca antes sentidas.-

- Claro que si, Rei-chan tiene algo muy dulce que ofrecerme.- Su sonrisa se amplió aún más, se relamió lo labios y termino por cerrar la distancia que mantenían. Entrelazo sus dedos detrás del cuello del Rei, prácticamente colgando de él –pues el otro le ganaba notablemente en altura- Sin darle tiempo de cuestionar, unió sus labios en un suave beso, al principio tierno y sumiso, pero a los pocos segundos comenzó a moverse con agilidad, saboreando cada milímetro de esos exquisitos labios, el beso fue un tanto breve. Nagisa separa sus bocas tan solo unos centímetros para relamerse nuevamente, en tanto fijo su mirada hacia el rostro del mayor, notando visiblemente que un fuerte color rojo que se apodero de sus mejillas, sus ojos abiertos mostrándose totalmente sorprendido e incrédulo. Ante la visión tan encantadora, el menor sólo pudo soltar una risilla.- Rei-chan, abre un poco tu boca.- le ordenó.

- ¿Q-que—? .- No pudo terminar su pregunta, pues su boca fue invadida nuevamente, pero esta vez el beso no tenía nada de ternura y suavidad, era un beso rozando lo desesperado, una lengua intrusa se adentró en su cavidad bucal, explorando y rozando cada pared, entrando en guerra con la otra lengua que apenas podía defenderse del intruso. Un gemido ahogado se sintió dentro de su garganta, fue todo demasiado sorpresivo, demasiado apasionado que no lo lograba articular un pensamiento coherente, sólo podía entender que el calor cada vez lo envolvía más. Por un lado tenía a la fría pared haciendo de soporte a su espalda, y por delante la presión de un cuerpo extra cerrando toda la distancia posible, apegado lo más posible como si temiera a escaparse.

Finalmente el beso se cortó, liberando sus “hinchados” labios, sentía un gran cosquilleo por la zona, incluso un ligero temblor. Más aun, pese a que el beso se haya terminado, el agarre del menor seguía en secuencia. Al parecer se negaba a separar sus cuerpos, el calor era muy absorbente, no podía articular alguna oración, fue Nagisa el primero en hablar.

- Ahh~ sin dudas, los labios de Rei-chan son muy dulces.-

- ¿A-ah? ¿Q-que fue lo que…?.- No podía terminar su pregunta, simplemente porque no sabía cómo. Era obvio que fue un beso, y preguntar “Por qué” tampoco le diría: “por un dulce”, claro, no era la mejor respuesta, pero era la respuesta que daría su “amigo”, entonces no tendría sentido preguntar. Pero aun así no podía simplemente ignorar.- ¿C-Cual fue el significado de eso, N-Nagisa-kun?.- se animó a indagar.

- Huum, simplemente quería probar los labios de Rei-chan, me preguntaba si serian dulces. ¡Y tenía razón! Rei-chan tu boca es muy rica, ¡me gusta!- Sólo pudo articular un gesto de sorpresa, su boca fue nuevamente asaltada, pero esta vez de pequeños besos, pausados, simplemente unión de labios, alguna relamida y nuevamente pausados, como “probando” y saboreando un dulce.

No supieron cuánto tiempo paso, apenas escuchaban las campanadas de la llegada y partida del tren, pero poca importancia surgía. Pudieron estar así por horas, es que esas bocas eran sencillamente adictivas, de besos pausados y tiernos, pasaban a ser apasionados y desenfrenados. Era casi imposible despegarse demasiado, tan solo lo suficiente para tomar aire y volver a probar ese delicioso mangar.

Mas no podían permanecer allí por siempre –aunque la idea no era tan mala- pero la realidad era que debían abordar el tren antes de que sea más tarde, y sorpresivamente la ropa se estaba tornando molesta, o al menos era así para Nagisa que trataba de sentir la piel de Rei, en tanto el mayor no se dejaba exponer en lugar tan abierto. Se separaron finalmente, el menor lo soltó y acomodo sus ropas, estaban algo arrugadas, mantenía una sonrisa traviesa y satisfecha en su rostro.

- Rei-chan, ahí llega el tren vamos antes de que lo perdamos.- Se adelantó al más alto, quien le tomo unos minutos más en caer en cuenta y salir del trance, acomodo sus ropas y sus lentes, y camino detrás del rubio en total silencio.

Una vez abordado el tren, estaba casi vacio, no era un horario pico por fortuna, por lo tanto pudieron tomar asiento, ningún de los dos hablo por un buen rato, hasta que se aproximaron a la estación que debían bajar, y en ese momento Nagisa fue el primero en hablar.

- Rei-chan, quiero ir a tu casa ahora.- La sonrisa jamás desapareció de su rostro, movía sus pies jugando como un niño, esperando la respuesta. En tanto el otro trago saliva un tanto forzada, su pulso estaba a mil, y por primera vez –desde que lo conoció- pudo predecir ligeramente lo que su compañero pensaba hacer, ante la imagen mental, un fuerte sonrojo volvió a apoderarse de su rostro, re-acomodo sus lentes nuevamente fingiendo despreocupación y con todas sus fuerzas y auto-control formulo su simple respuesta.

- Está bien, puedes venir a mi casa.-

Nagisa apretó sus labios, en señal de querer ahogar un grito de emoción, su mirada de ilumino nuevamente, ahora movía los pies con más entusiasmo, no podía esperar mucho, ya quería llegar a la casa del peliazul, quería seguir jugando, era el momento de hacer el “truco”.


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