viernes, 25 de octubre de 2013

Itachi X Sasuke

Genio y figura... ¿Hasta la sepultura?

Estaba nervioso, traía las notas en su mano. Por primera vez, excelentes. No es que fuese un mal alumno, pero para su padre, 99 puntos no eran los suficientemente buenos. Cualquiera los podría sacar. Sin embargo, 100 puntos limpios, solo podrían ser dignos de un Uchiha.

Y más aun, haber pasado el examen de ingreso a la Universidad con el más alto puntaje de todos le hacía sentir satisfecho, 128/130. Su padre yacía sentado leyendo el periódico, mientras que su madre hacía el desayuno, le entregó la hoja de resultados y la carta de aceptación ocultando su nerviosismo.

— Pudiste haber tenido los 130 perfectos. –fue lo único que salió de su boca. Dejó los papeles sobre la mesa y se fue a la empresa. Eso lo decepcionó.

— Eso fue impresionante Sasuke. –le felicitó su madre. Poniendo una mano sobre su hombro y tomando la carta, sin tomar en cuenta los resultados. –Realmente me sorprendes, yo pasé el examen hasta la segunda vez.

Su hijo trató de sonreír, pero fue demasiado forzado. Su madre le miró un poco entristecida.

Comió con pesadez mientras miraba por la ventana, dio tres bocados y lo demás se lo dio al perro. Hacía ya mucho tiempo que no veía a su hermano, desde que fue aceptado en la universidad. ¿Cómo sería ahora?
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Mikoto tomó el teléfono, un poco indecisa y marcó. Esperó tres tonos y después alguien contestó.

— Itachi.

— ¿Pasa algo malo? –se escuchó alguien preguntar.

— Ah no, no es nada malo, es algo muy bueno, Sasuke pasó a la universidad. y queríamos ver si puedes buscar un departamento cerca para que viva tu hermano…

— Él puede vivir conmigo.

— Pero, ¿Y las distancias?

— Madre, la compañía está pasando por problemas económicos severos, no se pueden dar esos lujos. –comentó. –yo tengo casa propia por lo que Sasuke puede vivir aquí. Por la comida tampoco te preocupes, usen esos gastos para las deudas.

— Si, pero. Sería muy desconsiderado de nuestra parte dejarte toda la carga.

— No es mayor problema.

— Jamás hemos ido a tu casa, pero no creo que podamos ir a dejarlo hasta allá. ¿Crees que puedas recogerlo en el aeropuerto?

— Si. ¿Qué día llega?

— Aun no sabemos, luego te confirmaremos. Gracias Itachi, no sé que haríamos sin ti. –Sasuke, que había escuchado toda la conversación se tiró sobre su cama. Se sentía como una carga. Hasta que una voz de interrumpió-

— ¡Oye Sasuke! –se escuchó un grito afuera de la casa.

— ¿Qué quieres? –abrió la ventana y le miró por el balcón.

— ¡PASÉ! ¡PASÉ EL EXAMEN! –gritó lleno de euforia. Una sonrisa burlona se formó en Sasuke. Ahí estaba su mejor amigo, lleno de emoción porque había pasado el examen. -¿Puedes creerlo?

— La verdad… me suena casi imposible de creer.

— Lo sé. ¡Debemos ir a celebrar! ¡Vamos al cine!

Sasuke cerró la ventana y Naruto se metió a la casa, puesto que las personas del vecindario se molestaban de escuchar a ese joven gritar a mitad de la calle.

— Buenos días Señora Mikoto.

— Hola Naruto. –saludó la mujer. Y siguió con lo suyo.

Subió emocionado hasta el cuarto de Sasuke y se dejó caer en la cama.

— Caramba. A partir de ahora seremos universitarios. Deberíamos gozar nuestros últimos días de completa libertad. Carajo. Las chicas de allá deben de estar bien buenas.

— Bájate de mi cama. –le empujó. Naruto se paró para sentarse sobre el escritorio de su amigo, cosa que sabía que le irritaba, más no tanto como el que desarreglasen su cama.

— ¿Dónde vivirás?

— Yo creo que con mi hermano.

— ¿Crees?

— Pues… no sé. No nos llevamos bien. O más bien, nunca hablamos.

— Oh… yo viviré con mi abuela. Aprovechando que también da clases en la Facultad de Medicina. Creo que fue maestra de tu hermano.

— Ahora ya terminó la carrera, no sé que siga.

— Supongo que si.... espero que tengamos tiempo de vernos. Si no, iremos al cine. ¿qué tal?

— Odio ir al cine.

— Pero si…

— De acuerdo, rectifico. Odio ir al cine contigo.

— ¿Qué?

— Jamás paras de hablar.

— ¡No es cierto! –sacó su lengua, y Sasuke comenzó a hacer lo mismo. Ambos pelearon por razones sin motivo, de una manera muy infantil. Terminaron odiándose por ese día. Pero siempre era lo mismo.

**--**

— Cariño, alimentante bien y esfuérzate.

— ¿Y papá?

— Tuvo que atender unas cosas de la compañía. –sonrió la mujer. –pero te llamará tan pronto estés ahí.

— No tienes por qué mentir. Se le olvidó. –susurró Sasuke, lo suficientemente bajo como para que su madre no se diese cuenta.

— Listo. Me llamas cuando llegues. Suerte en tus estudios. Alimentante bien. Sasuke hizo un gesto con la mano, pasando a registrar su equipaje. Solo llevaba ropa, uno que otro libro y varias cosas de higiene personal, cremas para la cara, para el cabello, para el cuerpo. Si, era bastante metrosexual. Pero eso era algo que sólo él sabía, y que nadie más debía enterarse.

Escuchó varias voces y se puso los audífonos, para evitar escuchar a la gente y evitar que esta le hablase. Se sentó en el avión y se hizo el dormido para evitar que una anciana le contase toda su vida.
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Miraba por la ventana como las gráciles gotas de lluvia se deslizaban con gracilidad. Delgadas, finas. Una belleza. Su hermano fue a recogerle al aeropuerto. Desde entonces no habían cruzado ni una sola palabra. Ni un “hola”. Ya que este no hacía otra cosa que estar hablando por teléfono.

— Si… si. Llévalo a urgencias, no. En todo caso lo único que tienes que hacer es anclar la…-Sasuke se cruzó de brazos. Después de todo su hermano era medico. y no es que los médicos tuviesen mucho tema de conversación. Generalmente solo hablaban de casos clínicos y la salud en el país. A sus 23 años Itachi ya era jefe de residentes. Había estudiado la educación media superior de manera abierta, a sus 15 años ya se encontraba en la facultad de medicina. Aunque claro, no lo hicieron de menos porque el parecía mayor. Siempre se había visto maduro, pero atractivo. Con rasgos masculinos. Finalmente colgó el teléfono y miró por el retrovisor a su hermano.

— ¿Quieres que pasemos a comer o prefieres dormirte ya? –preguntó.

— No, vamos a casa ya. Me siento cansado. –contestó, lo que menos quería era ser una carga para su hermano. Debía mostrar que en esos momentos no podía darse el lujo de comer fuera. Que sería capaz de ser una persona independiente. Itachi asintió y continuó manejando. Por unos momentos Sasuke sintió que jamás llegarían. Hasta que llegaron a una zona residencial. Por unos momentos se preguntó si antes irían a ver a alguno de los pacientes de Itachi, porque hasta donde él sabía. Itachi trabajaba en un hospital.

Se podía apreciar unos amplios jardines dentro del residencial, así como un club deportivo. Una alberca publica, y más adelante varias casas, cada una construida de manera diferente. Y aun así, ostentosas.

Itachi apretó el botón que yacía en el retrovisor para abrir el portón eléctrico. Por unos momentos Sasuke se preguntó si esa era la casa de su hermano, puesto que el carro que traía desentonaba con la casa en la que entraban.

— ¿Aquí vives? –preguntó algo asombrado.

— Si.

— ¿Cuánto te cuesta la renta…? –preguntó, sin salir aun de su asombro. La casa donde vivían era casi igual, solo que esta era más nueva. Y más pulcra.

— La compré hace una año–contestó su hermano con simpleza, ayudándole a bajar las cosas del carro. Pasaron por la puerta del garaje, esta les llevaba a un recibidor. El cual daba paso a la sala. Su sala, de un color hueso combinaba a la perfección con el fino acabado de sus otros muebles. La alfombra era de un color café, y la casa olía a madera.

— Tu habitación está arriba. –informó a la par que subía las maletas. Sasuke alcanzó a ver un despacho lleno de libros, estaba en desorden, pero no sucio. Ya en el piso de arriba la habitación de Sasuke estaba perfectamente acondicionada. Con balcón hacia el jardín. Una mini sala y una cama matrimonial. –aquí esta el closet. –abrió una puerta que conducía a un pequeño cuarto. –y aquí el baño.

— Puedes tomar lo que gustes de la cocina.

— Itachi… ¿Cómo pagas todo esto?

— Con mi sueldo.

— Puedo conseguir un trabajo…

— No, yo me haré cargo de tus gastos. Tú enfócate en la escuela. –cortó Itachi. –no será necesario.

— Pero… y si me quiero dar algunos lujos.

— Te daré dinero suficiente. Por ahora debes descansar, el lunes inicias la escuela.

— ¿Sabes a que carrera iré?

— Arquitectura. –finalizó Itachi. Dejando a Sasuke solo en su habitación.

— Supongo que así será todo a partir de ahora. –se fijó que la puerta tuviese seguro. Una vez puesto se desvistió y se miró frente al gran espejo. Observó su esbelto cuerpo, algo subido de peso a su parecer.

Itachi se encerró en su estudio y se dedicó a leer sus libros, no de medicina, sino de poesía. Pese a que amaba la medicina, no podía negar que la literatura era otra de sus grandes pasiones. Se dedicó gran parte de la noche a leer. Escuchó ruido en la cocina, y esbozó una pequeña sonrisa. A partir de ahora las cosas serían diferentes.

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Tres meses habían pasado ya desde que Sasuke se había mudado y apenas y cruzaba palabra con su hermano. Este casi nunca estaba, se la vivía en el hospital, y las pocas veces que estaba en casa Sasuke tenía tarea que realizar.

No se quejaba, vivía bien. Y cada semana iba una señora que realizaba las tareas del hogar por lo que Sasuke no tenía que preocuparse de otra cosa más que de sus estudios. Pero tenía problemas con el algebra lineal. Era demasiado confusa.

Se estrujó los cabellos, y dejó caer en la silla. Escuchó sonar el teléfono y miró el numero.

“Karin”

Con pereza contestó.

— ¿Sucede algo?

— Oh Sasuke, lo que pasa es que no le entiendo a la tarea. Quería ver si me podrías explicar.

— Estamos en las mismas.

— Bueno… quizá podemos estar juntos los dos para ver si podemos entender….

— No lo creo. Si eso es todo lo que querías…

— No. La pelos de chicle quiere hablar contigo. –contestó refunfuñona.

— ¿Cómo me llamaste zorra? –Sasuke rodó los ojos, en ese instante se escucharon gritos de mujeres y carcajadas. Estuvo a punto de colgar. –Sasuke-kun. Como tu sabes, es el cumpleaños de Naruto… queríamos prepararle algo. ¿Querrías ayudarnos?

— ¿Por qué?

— Pues…-balbuceó. –porque es tu mejor amigo.

— Los mejores amigos sabemos que no necesitamos nada para demostrar nuestro aprecio. Naruto lo sabe, así que, si me disculpan tengo tarea que hacer.

— Esta… bien. –colgó el teléfono y regresó a sus problemas, seguía sin entenderles. En ese momento Itachi le llamó.

— Sasuke… ¿Ya comiste?

— No, comeré más tarde.

— Pediré comida italiana. ¿Hay algo que gustes?

— Lo que sea Itachi. –contestó. Itachi asintió con pesadez, Sasuke casi no comía nada, eso le preocupaba. Pero era normal en la mayoría de los universitarios.

En cuanto llegó la comida Itachi la subió en una charola hasta la recamara de Sasuke, tocó dos veces y vio a su hermano frustrado con la tarea.

— Te traje la comida. La dejaré en tu mesilla.

— Gracias. –no despegó la vista de sus problemas. Itachi le echó una hojeada.

— Matemáticas aplicadas. –Sasuke se sorprendió y regresó a ver a itachi.

— ¿Cómo supiste?

— Hum… por tus problemas. Por eso. ¿Necesitas ayuda? –Sasuke no afirmó, Itachi se sentó inclinó hacia el escritorio. –lo que tienes que hacer es resolver este problema usando más que nada geometría. Imagina que esto se coloca sobre una escalera…. –Sasuke se quedó escuchando atentamente a su hermano. Si lo veía de esa forma, el problema tenía mucho sentido.

— ¿Cómo sabes de esto?

— Mmm… a veces resuelvo problemas pasatiempo. –contestó con una sonrisa. -anda, come algo que cada día estas más delgado.

— Sasuke asintió, e Itachi salió de la habitación.

Se sintió dudoso, miró la comida. Olía exquisitamente, era spaguetti a la boloñesa. Comió un poco de pasta, miró el resto del platillo, lo tomó, fue hasta al baño y lo tiró. No podía darse el lujo de ingerir tanta grasa, menos en su condición.

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