En un día de otoño
Era
un día de otoño común y corriente, nada lo hacía diferente o especial.
Las hojas de los árboles seguían cayendo suavemente, formando una
alfombra de colores marrones y amarillentos. El aire era un poco frío y
el cielo estaba despejado, como no lo estaba desde hacía unas semanas.
Near
se encontraba recostado en la cama de su habitación. Había permanecido
ahí por un tiempo, esa mañana ni siquiera había tenido ganas de bajar a
desayunar, así como no lo había hecho desde hacía dos días, y nadie en
Wammi’s House se atrevía a molestarle en su soledad. Los recuerdos de lo
sucedido hacía tres semanas aún estaban en su mente…
¿Te irás nuevamente? – le preguntó a aquella persona a la que tanto aprecio y respeto le tenía, no pudo evitar que en sus palabras hubiera reproche – siempre llegas y te vas en seguida, ¿por qué?
¿Te irás nuevamente? – le preguntó a aquella persona a la que tanto aprecio y respeto le tenía, no pudo evitar que en sus palabras hubiera reproche – siempre llegas y te vas en seguida, ¿por qué?
No tengo la obligación de darte explicaciones sobre mis actos, Near. Debo irme y punto…
Aún mirando al techo, escuchó cómo tocaban a la puerta. Tal situación logró sacarlo de sus cavilaciones.
Aún mirando al techo, escuchó cómo tocaban a la puerta. Tal situación logró sacarlo de sus cavilaciones.Near,
¿puedo pasar? – preguntó L al otro lado de la puerta, tenía cosas
importantes de las cuales hablar con el albino… un asunto que había
quedado pendiente cuando se fue.
Aún mirando al techo, escuchó cómo tocaban a la puerta. Tal situación logró sacarlo de sus cavilaciones.
Aún mirando al techo, escuchó cómo tocaban a la puerta. Tal situación logró sacarlo de sus cavilaciones.
Near,
¿puedo pasar? – preguntó L al otro lado de la puerta, tenía cosas
importantes de las cuales hablar con el albino… un asunto que había
quedado pendiente cuando se fue.
Al
escuchar esa voz Near se sorprendió. ¿Qué quería L? ¿No bastante había
tenido con su anterior conversación? ¿Acaso no había sido claro cuando
hablaron? Solo suspiró aún dando la espalda a la puerta. Quizá esa no
era la actitud que debería tomar ante tal situación, se estaba
comportando como un chiquillo inmaduro.
Al
escuchar esa voz Near se sorprendió. ¿Qué quería L? ¿No bastante había
tenido con su anterior conversación? ¿Acaso no había sido claro cuando
hablaron? Solo suspiró aún dando la espalda a la puerta. Quizá esa no
era la actitud que debería tomar ante tal situación, se estaba
comportando como un chiquillo inmaduro.
-¿Me dejarás pasar o tengo que derribar la puerta? – exclamó el moreno con voz ligeramente elevada.
Sabía
que él tenía la culpa de que Near se comportara así con él. ¿Por qué
demonios había dicho todas esas estupideces? A pesar de ser un genio en
todo, había que admitirlo… era un completo fracaso en las relaciones
humanas, y más al momento de expresar sus sentimientos, cosa que no
hacía muy a menudo… ¿por qué ahora que parecía ser que experimentaba eso
que los demás llaman “primer amor”?
Sabía que él tenía la culpa de que Near se comportara así con él. ¿Por qué demonios había dicho todas esas estupideces? A pesar de ser un genio en todo, había que admitirlo… era un completo fracaso en las relaciones humanas, y más al momento de expresar sus sentimientos, cosa que no hacía muy a menudo… ¿por qué ahora que parecía ser que experimentaba eso que los demás llaman “primer amor”?
Dentro
de la habitación, Near suspiró resignado. Su cerebro le decía que lo
más conveniente era dejar pasar a L, después de todo era su sempai y le
debía respeto; más su orgullo le decía que le ignorase, que bien
merecido lo tenía por comportarse como lo había hecho. En qué dilema se
encontraba ahora.
L volvió a tocar a la puerta, ahora con más fuerza que al principio.
Near…
- dijo el susodicho con voz ahora obviamente molesta por el asunto.
Odiaba perder y aunque fuera Near, no le dejaría ganar.
Pasa – respondió el menor. L abrió la puerta y entró.
Near
aún se encontraba recostado en la cama, ahora dando la espalda a la
puerta mientras se encontraba en posición fetal, L cerró suavemente la
puerta.
Near
aún se encontraba recostado en la cama, ahora dando la espalda a la
puerta mientras se encontraba en posición fetal, L cerró suavemente la
puerta.
-Vaya, pensé que al menos irías a recibirme – dijo L al estar dentro – o por lo menos dirías “hola” desde la ventana.
-No te creas tan importante – respondió Near sin alterar en lo más mínimo el tono de su voz.
-No
me creo importante, solo creí que era lo suficientemente notorio como
para recibir un simple saludo de mi “otouto” – L se sentó en la cama…
todo en su ya acostumbrada forma de hacerlo.
-¿Y
bien? – preguntó Near incorporándose y quedando sentado con las piernas
estiradas completamente. Tomó uno de sus Gundam que tenía sobre el buró
contiguo.
-¿Y bien qué?
Near
frunció el ceño ligeramente. L podía ser su sempai, ser el mejor
investigador del mundo, ser muy inteligente y todo lo que la gente
quisiera, pero cuando se lo proponía podía llegar a ser realmente
desesperante. Aún “concentrado” en su Gundam, prosiguió
Near
frunció el ceño ligeramente. L podía ser su sempai, ser el mejor
investigador del mundo, ser muy inteligente y todo lo que la gente
quisiera, pero cuando se lo proponía podía llegar a ser realmente
desesperante. Aún “concentrado” en su Gundam, prosiguió
-¿Qué te trae hasta aquí? Tenía entendido que [i]“no tenías la obligación de darme explicaciones sobre tus actos” /
Bingo. Había dado justo en el clavo. L suspiró ligeramente.
-Verás,
creo que no debí haberte dicho todo aquello, me pasé un poco con las
palabras – miró a Near por un momento – puedo llegar a ser realmente
ignorante con respecto a estas cosas.
-¿Con respecto a qué?
-Hmm… yo…
-Si, ¿tu qué?
L
se sintió ridículo en ese instante. Near notó ese hecho y esbozó un
amago de sonrisa que ocultó agachando el rostro, concentrándose en el
Gundam. El silencio se hizo nuevamente en la habitación, cosa que para
el mayor se estaba convirtiendo en un verdadero martirio.
−¿Decías? – dijo Near rompiendo el silencio con ganas de escuchar la voz de L.
−Bien… ¿cómo decirlo? – L realmente no sabía qué decir.
Durante toda su vida se había mantenido al margen de este tipo de
situaciones y ahora le era sumamente complicado no poder expresarse como
quería.
−Si no sabes qué vas a decir, entonces ¿a qué has venido? –
en la voz de Near había un poco de reproche – ahora, si no te importa,
aún tengo cosas que hacer.
Esto
sacó a L de su ligero ensimismamiento, y deshaciendo la postura en la
que se encontraba, se levantó y con paso apesadumbrado se acercó a la
ventana de la habitación, a través de la cual su mirada se perdió.
Meditó en las palabras que diría. Siempre había pensado que expresar sus
sentimientos era algo completamente innecesario y hasta cierto punto
ridículo, pero ahora sabía que en realidad hacerlo era muy complicado.
Esto
sacó a L de su ligero ensimismamiento, y deshaciendo la postura en la
que se encontraba, se levantó y con paso apesadumbrado se acercó a la
ventana de la habitación, a través de la cual su mirada se perdió.
Meditó en las palabras que diría. Siempre había pensado que expresar sus
sentimientos era algo completamente innecesario y hasta cierto punto
ridículo, pero ahora sabía que en realidad hacerlo era muy complicado.
Near
había seguido a L con la mirada todo el tiempo, dejó el Gundam
delicadamente sobre la cama y encogiendo sus piernas en la ya típica
posición adoptada de su sempai, recargó sus brazos sobre sus rodillas y
sobre éstos, su barbilla.
− Dime…
- L finalmente se había decidido a hablar, su mirada aún seguía perdida
en algún punto del horizonte - ¿tu alguna vez has amado a alguien? – en
ese momento se giró para ver a Near.
− Dime…
- L finalmente se había decidido a hablar, su mirada aún seguía perdida
en algún punto del horizonte - ¿tu alguna vez has amado a alguien? – en
ese momento se giró para ver a Near.
− ¿Qué? – la pregunta simplemente había tomado al albino por sorpresa.
− Que si alguna vez has amado a alguien.
El
silencio volvió a hacerse. Near evitó la mirada de L, posándola sobre
sus pies descalzos, los cuales parecían ser sumamente interesantes en
ese momento. Cuando el mayor estaba a punto de insistir una vez más,
Near habló
El
silencio volvió a hacerse. Near evitó la mirada de L, posándola sobre
sus pies descalzos, los cuales parecían ser sumamente interesantes en
ese momento. Cuando el mayor estaba a punto de insistir una vez más,
Near habló
−Siempre
he pensado que los sentimientos, como en este caso el amor, hacen que
una persona pierda enfoque a lo que realmente es importante, la
subjetividad puede llevar al fracaso – se mantuvo en silencio unos
segundos más, segundos que fueron eternos para L – sin embargo, y aunque
no sepa muy bien qué es el amor o cómo se siente… puedo decir que
cuando estoy cerca de cierta persona me siento bien. Mi corazón late
rápido, como si una taquicardia me llegara de pronto. Es extraño, pero
me gusta sentirlo.
− Yo… he llegado a sentir lo mismo – dijo L mirando al
menor – creo que es lo único que me hace ser humano. Ciertamente es una
sensación extraña y difícil de explicar con palabras.
−Irónico – dijo Near sonriendo muy poco – eres un genio y no sabes qué es lo que estás sintiendo.
−Quizá tengas razón – agregó L para después acercarse
nuevamente a la cama de Near, acomodándose a su lado, simplemente
esperando a que el menor dijera algo más.
Nate
realmente no sabía qué más decir. ¿Por qué no podía ser tan fácil como
resolver una ecuación de primer grado? Prefería resolver todos los
ejercicios propuestos en algún libro de álgebra o trigonometría a estar
en esta situación.
Nate
realmente no sabía qué más decir. ¿Por qué no podía ser tan fácil como
resolver una ecuación de primer grado? Prefería resolver todos los
ejercicios propuestos en algún libro de álgebra o trigonometría a estar
en esta situación.
L
también sentía la tensión del momento. ¿Qué hacer?, ¿qué decir? En
instantes como esos casi deseaba ser una persona ordinaria, alguien que
no analizara los pros y los contras de cada situación, ¿alguien más
impulsivo? Si, solo ser alguien que se dejara controlar por sus
emociones pues abrirse con los demás era algo que no le era fácil. ¿Por
qué expresar sus sentimientos no podía ser tan fácil como uno de los
muchos casos que le habían hecho ganar el título de “el mejor
investigador del mundo”?
La
cercanía del joven Lawliet ponía nervioso a Near… éste le miró
discretamente mientras jugaba con uno de los mechones de su cabello
enmarañado, como era su costumbre recién adquirida, más ahora lo hacía
por mero nerviosismo. También había comenzado a sentir ese extraño, pero
agradable, cosquilleo en la boca del estómago… y hablando de estómago…
en ese momento sintió dolor justamente ahí, logrando arrancarle una
mueca.
−¿Pasa
algo? – preguntó L al notar el gesto hecho por Near. De verdad todos
esos sentimientos le hacían humano, un débil e inexperto humano.
−Nada, estoy bien – mintió el albino. No haber comido en dos días estaba ocasionando todo eso.
-Sabes tan bien como yo que no estás bien – llevó una mano
a la frente del albino – no, no es fiebre – entonces su mano bajó hasta
el estómago de éste - ¿quizá sea el estómago?
La
mirada tan intensa que Elle le mandaba logró hacer que Near se
sonrojara; sabía que esto era muy notorio, su color de piel lo hacía
así. Se sintió un poco ridículo por eso.
– agregó desviando la mirada hacia una de las esquinas inferiores de la habitación.
−Tienes que aprender a mentir – dijo L seriamente tomándolo por el mentón obligándole a mirarlo.
Near
no pudo evitar mirarle a los ojos olvidándose por completo del dolor
que sentía. ¿Cómo una mirada podía ponerlo tan nervioso y al mismo
tiempo hacer que no pudiera cortar el contacto visual? Simplemente no
podía evitar mirarle… y ese aroma, tan varonil mezclado con vainilla y
un toque de fresas. Examinó las facciones de L: su piel blanca y suave;
ojos color del vacío remarcados por esas ojeras ahora parte de su
atractivo natural; y finalmente… sus labios, esos labios que invitaban a
ser besados.
Near
no pudo evitar mirarle a los ojos olvidándose por completo del dolor
que sentía. ¿Cómo una mirada podía ponerlo tan nervioso y al mismo
tiempo hacer que no pudiera cortar el contacto visual? Simplemente no
podía evitar mirarle… y ese aroma, tan varonil mezclado con vainilla y
un toque de fresas. Examinó las facciones de L: su piel blanca y suave;
ojos color del vacío remarcados por esas ojeras ahora parte de su
atractivo natural; y finalmente… sus labios, esos labios que invitaban a
ser besados.
El sonrojo regresó, y lo hizo con mayor intensidad que antes.
-De verdad que no estás bien – observó Elle levantándose
para después tomar a Nate en brazos y correr las sábanas para meterlo
dentro.
−¡Maldición, te digo que estoy bien! – dijo ahora evidentemente molesto, cosa que no ocurría muy a menudo.
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