domingo, 27 de octubre de 2013

L X Near

En un día de otoño

Era un día de otoño común y corriente, nada lo hacía diferente o especial. Las hojas de los árboles seguían cayendo suavemente, formando una alfombra de colores marrones y amarillentos. El aire era un poco frío y el cielo estaba despejado, como no lo estaba desde hacía unas semanas.

Near se encontraba recostado en la cama de su habitación. Había permanecido ahí por un tiempo, esa mañana ni siquiera había tenido ganas de bajar a desayunar, así como no lo había hecho desde hacía dos días, y nadie en Wammi’s House se atrevía a molestarle en su soledad. Los recuerdos de lo sucedido hacía tres semanas aún estaban en su mente…

¿Te irás nuevamente? – le preguntó a aquella persona a la que tanto aprecio y respeto le tenía, no pudo evitar que en sus palabras hubiera reproche – siempre llegas y te vas en seguida, ¿por qué?

No tengo la obligación de darte explicaciones sobre mis actos, Near. Debo irme y punto…
Aún mirando al techo, escuchó cómo tocaban a la puerta. Tal situación logró sacarlo de sus cavilaciones.
Aún mirando al techo, escuchó cómo tocaban a la puerta. Tal situación logró sacarlo de sus cavilaciones.Near, ¿puedo pasar? – preguntó L al otro lado de la puerta, tenía cosas importantes de las cuales hablar con el albino… un asunto que había quedado pendiente cuando se fue.
Aún mirando al techo, escuchó cómo tocaban a la puerta. Tal situación logró sacarlo de sus cavilaciones.
Aún mirando al techo, escuchó cómo tocaban a la puerta. Tal situación logró sacarlo de sus cavilaciones.
Near, ¿puedo pasar? – preguntó L al otro lado de la puerta, tenía cosas importantes de las cuales hablar con el albino… un asunto que había quedado pendiente cuando se fue.

Al escuchar esa voz Near se sorprendió. ¿Qué quería L? ¿No bastante había tenido con su anterior conversación? ¿Acaso no había sido claro cuando hablaron? Solo suspiró aún dando la espalda a la puerta. Quizá esa no era la actitud que debería tomar ante tal situación, se estaba comportando como un chiquillo inmaduro.

Al escuchar esa voz Near se sorprendió. ¿Qué quería L? ¿No bastante había tenido con su anterior conversación? ¿Acaso no había sido claro cuando hablaron? Solo suspiró aún dando la espalda a la puerta. Quizá esa no era la actitud que debería tomar ante tal situación, se estaba comportando como un chiquillo inmaduro.

-¿Me dejarás pasar o tengo que derribar la puerta? – exclamó el moreno con voz ligeramente elevada.

Sabía que él tenía la culpa de que Near se comportara así con él. ¿Por qué demonios había dicho todas esas estupideces? A pesar de ser un genio en todo, había que admitirlo… era un completo fracaso en las relaciones humanas, y más al momento de expresar sus sentimientos, cosa que no hacía muy a menudo… ¿por qué ahora que parecía ser que experimentaba eso que los demás llaman “primer amor”?

Sabía que él tenía la culpa de que Near se comportara así con él. ¿Por qué demonios había dicho todas esas estupideces? A pesar de ser un genio en todo, había que admitirlo… era un completo fracaso en las relaciones humanas, y más al momento de expresar sus sentimientos, cosa que no hacía muy a menudo… ¿por qué ahora que parecía ser que experimentaba eso que los demás llaman “primer amor”?

Dentro de la habitación, Near suspiró resignado. Su cerebro le decía que lo más conveniente era dejar pasar a L, después de todo era su sempai y le debía respeto; más su orgullo le decía que le ignorase, que bien merecido lo tenía por comportarse como lo había hecho. En qué dilema se encontraba ahora.

L volvió a tocar a la puerta, ahora con más fuerza que al principio.

Near… - dijo el susodicho con voz ahora obviamente molesta por el asunto. Odiaba perder y aunque fuera Near, no le dejaría ganar.

Pasa – respondió el menor. L abrió la puerta y entró.

Near aún se encontraba recostado en la cama, ahora dando la espalda a la puerta mientras se encontraba en posición fetal, L cerró suavemente la puerta.
Near aún se encontraba recostado en la cama, ahora dando la espalda a la puerta mientras se encontraba en posición fetal, L cerró suavemente la puerta.

-Vaya, pensé que al menos irías a recibirme – dijo L al estar dentro – o por lo menos dirías “hola” desde la ventana.

-No te creas tan importante – respondió Near sin alterar en lo más mínimo el tono de su voz.

-No me creo importante, solo creí que era lo suficientemente notorio como para recibir un simple saludo de mi “otouto” – L se sentó en la cama… todo en su ya acostumbrada forma de hacerlo.
-¿Y bien? – preguntó Near incorporándose y quedando sentado con las piernas estiradas completamente. Tomó uno de sus Gundam que tenía sobre el buró contiguo.

-¿Y bien qué?

Near frunció el ceño ligeramente. L podía ser su sempai, ser el mejor investigador del mundo, ser muy inteligente y todo lo que la gente quisiera, pero cuando se lo proponía podía llegar a ser realmente desesperante. Aún “concentrado” en su Gundam, prosiguió
Near frunció el ceño ligeramente. L podía ser su sempai, ser el mejor investigador del mundo, ser muy inteligente y todo lo que la gente quisiera, pero cuando se lo proponía podía llegar a ser realmente desesperante. Aún “concentrado” en su Gundam, prosiguió

-¿Qué te trae hasta aquí? Tenía entendido que [i]“no tenías la obligación de darme explicaciones sobre tus actos” /

Bingo. Había dado justo en el clavo. L suspiró ligeramente.

-Verás, creo que no debí haberte dicho todo aquello, me pasé un poco con las palabras – miró a Near por un momento – puedo llegar a ser realmente ignorante con respecto a estas cosas.

-¿Con respecto a qué?

-Hmm… yo…

 -Si, ¿tu qué?
L se sintió ridículo en ese instante. Near notó ese hecho y esbozó un amago de sonrisa que ocultó agachando el rostro, concentrándose en el Gundam. El silencio se hizo nuevamente en la habitación, cosa que para el mayor se estaba convirtiendo en un verdadero martirio.

−¿Decías? – dijo Near rompiendo el silencio con ganas de escuchar la voz de L.

−Bien… ¿cómo decirlo? – L realmente no sabía qué decir. Durante toda su vida se había mantenido al margen de este tipo de situaciones y ahora le era sumamente complicado no poder expresarse como quería.

−Si no sabes qué vas a decir, entonces ¿a qué has venido? – en la voz de Near había un poco de reproche – ahora, si no te importa, aún tengo cosas que hacer.

Esto sacó a L de su ligero ensimismamiento, y deshaciendo la postura en la que se encontraba, se levantó y con paso apesadumbrado se acercó a la ventana de la habitación, a través de la cual su mirada se perdió. Meditó en las palabras que diría. Siempre había pensado que expresar sus sentimientos era algo completamente innecesario y hasta cierto punto ridículo, pero ahora sabía que en realidad hacerlo era muy complicado.
Esto sacó a L de su ligero ensimismamiento, y deshaciendo la postura en la que se encontraba, se levantó y con paso apesadumbrado se acercó a la ventana de la habitación, a través de la cual su mirada se perdió. Meditó en las palabras que diría. Siempre había pensado que expresar sus sentimientos era algo completamente innecesario y hasta cierto punto ridículo, pero ahora sabía que en realidad hacerlo era muy complicado.

Near había seguido a L con la mirada todo el tiempo, dejó el Gundam delicadamente sobre la cama y encogiendo sus piernas en la ya típica posición adoptada de su sempai, recargó sus brazos sobre sus rodillas y sobre éstos, su barbilla.

− Dime… - L finalmente se había decidido a hablar, su mirada aún seguía perdida en algún punto del horizonte - ¿tu alguna vez has amado a alguien? – en ese momento se giró para ver a Near.
− Dime… - L finalmente se había decidido a hablar, su mirada aún seguía perdida en algún punto del horizonte - ¿tu alguna vez has amado a alguien? – en ese momento se giró para ver a Near.
− ¿Qué? – la pregunta simplemente había tomado al albino por sorpresa.

− Que si alguna vez has amado a alguien.

El silencio volvió a hacerse. Near evitó la mirada de L, posándola sobre sus pies descalzos, los cuales parecían ser sumamente interesantes en ese momento. Cuando el mayor estaba a punto de insistir una vez más, Near habló
El silencio volvió a hacerse. Near evitó la mirada de L, posándola sobre sus pies descalzos, los cuales parecían ser sumamente interesantes en ese momento. Cuando el mayor estaba a punto de insistir una vez más, Near habló

−Siempre he pensado que los sentimientos, como en este caso el amor, hacen que una persona pierda enfoque a lo que realmente es importante, la subjetividad puede llevar al fracaso – se mantuvo en silencio unos segundos más, segundos que fueron eternos para L – sin embargo, y aunque no sepa muy bien qué es el amor o cómo se siente… puedo decir que cuando estoy cerca de cierta persona me siento bien. Mi corazón late rápido, como si una taquicardia me llegara de pronto. Es extraño, pero me gusta sentirlo.

− Yo… he llegado a sentir lo mismo – dijo L mirando al menor – creo que es lo único que me hace ser humano. Ciertamente es una sensación extraña y difícil de explicar con palabras.

−Irónico – dijo Near sonriendo muy poco – eres un genio y no sabes qué es lo que estás sintiendo.

−Quizá tengas razón – agregó L para después acercarse nuevamente a la cama de Near, acomodándose a su lado, simplemente esperando a que el menor dijera algo más.

Nate realmente no sabía qué más decir. ¿Por qué no podía ser tan fácil como resolver una ecuación de primer grado? Prefería resolver todos los ejercicios propuestos en algún libro de álgebra o trigonometría a estar en esta situación.

Nate realmente no sabía qué más decir. ¿Por qué no podía ser tan fácil como resolver una ecuación de primer grado? Prefería resolver todos los ejercicios propuestos en algún libro de álgebra o trigonometría a estar en esta situación.

L también sentía la tensión del momento. ¿Qué hacer?, ¿qué decir? En instantes como esos casi deseaba ser una persona ordinaria, alguien que no analizara los pros y los contras de cada situación, ¿alguien más impulsivo? Si, solo ser alguien que se dejara controlar por sus emociones pues abrirse con los demás era algo que no le era fácil. ¿Por qué expresar sus sentimientos no podía ser tan fácil como uno de los muchos casos que le habían hecho ganar el título de “el mejor investigador del mundo”?

La cercanía del joven Lawliet ponía nervioso a Near… éste le miró discretamente mientras jugaba con uno de los mechones de su cabello enmarañado, como era su costumbre recién adquirida, más ahora lo hacía por mero nerviosismo. También había comenzado a sentir ese extraño, pero agradable, cosquilleo en la boca del estómago… y hablando de estómago… en ese momento sintió dolor justamente ahí, logrando arrancarle una mueca.

−¿Pasa algo? – preguntó L al notar el gesto hecho por Near. De verdad todos esos sentimientos le hacían humano, un débil e inexperto humano.

−Nada, estoy bien – mintió el albino. No haber comido en dos días estaba ocasionando todo eso.

-Sabes tan bien como yo que no estás bien – llevó una mano a la frente del albino – no, no es fiebre – entonces su mano bajó hasta el estómago de éste - ¿quizá sea el estómago?
La mirada tan intensa que Elle le mandaba logró hacer que Near se sonrojara; sabía que esto era muy notorio, su color de piel lo hacía así. Se sintió un poco ridículo por eso.

– agregó desviando la mirada hacia una de las esquinas inferiores de la habitación.
−Tienes que aprender a mentir – dijo L seriamente tomándolo por el mentón obligándole a mirarlo.

Near no pudo evitar mirarle a los ojos olvidándose por completo del dolor que sentía. ¿Cómo una mirada podía ponerlo tan nervioso y al mismo tiempo hacer que no pudiera cortar el contacto visual? Simplemente no podía evitar mirarle… y ese aroma, tan varonil mezclado con vainilla y un toque de fresas. Examinó las facciones de L: su piel blanca y suave; ojos color del vacío remarcados por esas ojeras ahora parte de su atractivo natural; y finalmente… sus labios, esos labios que invitaban a ser besados.

Near no pudo evitar mirarle a los ojos olvidándose por completo del dolor que sentía. ¿Cómo una mirada podía ponerlo tan nervioso y al mismo tiempo hacer que no pudiera cortar el contacto visual? Simplemente no podía evitar mirarle… y ese aroma, tan varonil mezclado con vainilla y un toque de fresas. Examinó las facciones de L: su piel blanca y suave; ojos color del vacío remarcados por esas ojeras ahora parte de su atractivo natural; y finalmente… sus labios, esos labios que invitaban a ser besados.

El sonrojo regresó, y lo hizo con mayor intensidad que antes.

-De verdad que no estás bien – observó Elle levantándose para después tomar a Nate en brazos y correr las sábanas para meterlo dentro.

−¡Maldición, te digo que estoy bien! – dijo ahora evidentemente molesto, cosa que no ocurría muy a menudo.
 

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