viernes, 25 de octubre de 2013

Soubi x Ritsuka

Hagamos recuerdos

Ritsuka yacía dormido en su cama con el negro cabello alborotado. Soubi entro por la ventana como era su costumbre y lo vio tranquilo en su profundo sueño; se sentó a su lado y acaricio sus orejas mirándolo tiernamente aprovechando el hecho de que su bello durmiente no lo veía.
Se acerco suavemente y le susurro al oído “suki dayo Ritsuka”. Él joven sonrió en sueños y luego respondió aun dormido “Soubi no molestes”.
El alto joven de largos cabellos castaños paso su mano derecha entre su pelo y sonrió. No podía pensar en nada que no fuese su pequeño sacrificio, al diablo si Seimei vivía, al demonio lo que quiera de él Ritsu Sensei…
No le importaba nada más que el pequeño de doce años que se encontraba frente a él.
Beso sus labios como había hecho muchas otras veces antes en batalla y se separo al sentir un leve golpe en su pecho puesto que había despertado al doce añero.

Soubi que haces?! – Dijo el pequeño apenas levantado con sus ojos violeta centellando por una mezcla de rabia y algo más que no sabía que era, quizás excitación.

Te beso… - Respondió de inmediato el adulto mientras se quitaba los lentes de la cara – no puedo esperar más… suki dayo Ritsuka…

Soubi… - Susurró y se aferro fuertemente al veinteañero – No estoy listo…

Sin hacer caso a la débil objeción el universitario acaricio las orejas de gatito del niño y su cola mientras posaba los labios sobre los de su presa. Jugó con su lengua en un beso apasionado y lentamente fue subiendo la camiseta del pijama del más chico.
Se separo y observo el leve sonrojo en las mejillas de su sacrificio, tan puro y tan lindo…

Soubi… - Jadeo Ritsuka recuperando el aliento y manteniendo los ojos cerrados y esperando más de sus caricias y sus labios.

Suki dayo Ritsuka – Susurró en respuesta mientras bajaba a lamer los pequeños pezones ya duros.

Los leves y dulces gemidos de Ritsuka inundaron el lugar y llegaban como música a los oídos del adulto que los provocaba.

Ritsuka… - Jadeo su nombre una vez más mientras lo miraba, se quito la camisa dejando su torso desnudo a la vista del pequeño que no pudo evitar estirar las manos, acariciar y sentir ese cuerpo caliente que estaba a su lado.

Soubi acarició las orejas de gatito del más chico una vez más, pronto desaparecerían y ya no podría hacerlo, luego enfoco su atención en otro punto, el pequeño bulto que se formaba en los pantalones de dormir de su… amado, si, podía llamarlo así, incluso lo hacía sentirse lleno el llamarlo de ese modo.
Acaricio el pequeño bulto con su mano derecha por encima de la tela recibiendo una hermosa respuesta del cuerpo de su presa, leves temblores, dulces gemidos, y una mirada tan ardiente que incluso podría haber derretido un glaciar completo.
Se sentía tan completo, tan especial, mientras le dirigía una mirada igual y se deshacía de las ropas que estorbaban, el pantalón y bóxer del pequeño.

Te hare sentir bien – Dijo y comenzó a lamer desde la base hasta la punta del pequeño miembro, trabajándolo lentamente con su lengua y luego introduciéndolo completamente en su boca.

AHH! NG! AHH – Gimió Ritsuka en voz alta, una voz que resulto tan excitante para quien estaba dándole un especial trato a su miembro – Soubi! – Gimió una vez más incitando a que siguiera…

El adulto siguió acariciando el cuerpo del pelinegro, y lamiéndolo allí abajo encendiéndolo más y más…

No más no puedo – Suplico Ritsuka en una voz ahogada corriéndose por primera vez con la ayuda de la boca de su luchador.

Loveless – Dijo Soubi en un susurro tras tragarse todo lo que su preciado le había ofrecido para hacer el momento de cierto modo algo más intimo compartiendo un nombre que solo ellos conocían al menos en ese lugar.

Lo estimulo nuevamente y luego se dedico a con su lengua y dedos preparar a su presa para lo que seguía, al principio al pequeño le dolía pero comenzó a sentir el placer que lo acompañaba.

Ya no puedo esperar más – Admitió el depredador a su presa quitándose el resto de su ropa y acomodándose para entrar – Voy a intentar ser suave – Dijo como para tranquilizarlo mientras presionaba en su entrada – Suki dayo Ritsuka.

Entro con fuerza introduciendo toda su longitud en la pequeña entrada del cuerpo que yacía bajo él, se quedo inmóvil un instante hasta sentir a su pequeño amante mover sus caderas y entonces comenzó el vaivén de mete y saca en un pleno frenesí que se tornaba interminable.
Soubi sentía como el interior de su pequeño lo apretaba más excitándolo, llevándolo al límite y comenzó a acariciar al pequeño miembro de su Ritsuka…

Juntos – Ordeno con un tono posesivo mientras sentía que llegaban ambos al final.

Y así fue, ambos se corrieron juntos en el calor de la noche.
Lentamente Soubi se acomodo al lado de su amado, no quería lastimarlo así que simplemente lo envolvió entre sus brazos, por esta noche lo dejaría así, eso era lo que se cruzaba por su mente mientras lo miraba dormirse.
Los rayos del sol se filtraron en la habitación una hora más tarde a través de la ventana abierta, había sido una larga noche.
Miro al pequeño entre sus brazos y beso su cabeza, ya no estaban sus hermosas orejas y no se arrepentía de nada, pero no creyó conveniente que el mundo lo supiese por el momento.
Ritsuka abrió los ojos y se encontró con un Soubi sin camisa agachado junto a su cama buscando algo en un bolso. Se sonrojo instantáneamente recordando la noche anterior e instantáneamente acaricio su cabeza buscando las inexistentes orejas que mostraban que ahora era un adulto.

Soubi… - Lo llamo sonrojado y sin poder desviar la mirada del torso desnudo de su luchador…

Lo sé… Esto va a ser un secreto de amor entre vos y yo Ritsuka… Suki dayo Ritsuka – El pequeño sonrió mientras el universitario ponía una vincha con orejas de gatito en su cabeza y las disimulaba con su pelo – Te ves hermoso – Susurró a su oído y le robo un último beso antes de irse. – Vestite, ponete la cola y desayuna, nos vemos a la salida de la escuela.

El pelinegro asintió y comenzó a hacer lo que su adulto le había ordenado rápidamente, con los pantalones ya puestos voltio y lo vio sonriente desde la ventana.

Suki dayo Ritsuka – Fue lo último que le escucho decir antes de desaparecer.

Todo el día se la paso soñando despierto con ese magnífico sueño de la noche anterior, nadie noto el cambio, nadie noto nada. Solo él y su amado sabían de lo que había sido la noche y lo que serían las que vendrían, y al terminar la jornada…

SOUBIIIIIIIII!! – Salió corriendo a su encuentro – Hagamos más recuerdos – Sugirió con una sonrisa y se fue caminando junto a él bajo la satisfactoria sensación de un nuevo comienzo.


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