miércoles, 23 de octubre de 2013

Yuri x Wolfran


Fiesta de pijamas

—Me preocupa lo tonto que puedes llegar a ser Yuuri. Puedo conseguirte un brebaje para ver si en algo cambias. Wolfram movía la copa de vino en su mano mientras hablaba con la elegancia de un noble pero con lo cómico de un borracho primerizo.
—¿No crees que ya has bebido mucho?. El moreno suspiro fastidiado.
—¿Me va a decir un enclenque como tu la cantidad que tengo que beber y la que no acaso?.  El joven mas pequeño se levanto con gracia de la cama y de un pequeño salto ya se encontraba agarrado del cuerpo del rey para no caer al suelo. Su boca ahora roja por el vino formo una pequeña curva y rio cantarinamente. -¿No gustarías, rey enclenque acompañarme con una copa de vino?
—N- No Wolf. El moreno se tenso debido a la cercanía de sus cuerpos.
¿Por qué estaba atrapado en esta situación? Seguro que por su grandiosa idea de imitar una fiesta de pijama similar a las que celebraban en la tierra donde había invitado a Conrad, Murata, Gwendal, Gunter y Wolfram. Mas ninguno de los adultos podía asistir, Gwendal argumento que prefería dormir a ser participe en bobas niñerías, Gunter estaría mas que encantado de estar a pocos centímetros de su majestad al dormir pero gracias al gruñón de Gwendal se encontraba ahora en la oficina del rey ordenando la agenda de Yuuri  y la ausencia de Conrad era bastante extraña pero ya habría tiempo para pensar en el padrino y el pobre infeliz de Murata estaba atascado de trabajos escolares, cosa que solamente dejaba al demonio de fuego libre.
Lo que se suponía seria una reunión tranquila, calmada e inocente con alguno que otro postre preparado por las sirvientas y jugos de todos los sabores  había cambiado en torno al comentario de Wolfram: -
—Debilucho, tu reunión de dormilones es muy aburrida…
—Se llama fiesta de Pijamas Wolfram
—¡Hmph! Sea lo que sea, preferiría ir a cabalgar unas horas  a estar aquí.
—Bueno señor critica todo, ¿Tienes alguna mejor idea? ¿Eh? ¿Eh? — Gran equivocación por parte del monarca pues la sonrisa en su prometido a parte de grande era maliciosa.
—Con mi lugar como noble sabrás que soy un experto conocedor en vinos. El rubio recargo su mentón sobre su blanca mano mientras hablaba. — ¿Acaso no te gustaría…?
Yuuri en esos momentos se sintió como el participante de uno de esos programas de televisión que su madre miraba en las noches donde el participante tiene que decir “Si” o “No” y dependiendo de la respuesta daba podría perder una lujosa casa en Miami para regresar a casa derrotado y llorar noche tras noche o ganar el doble. —¡Si! —
Y ahora ambos jóvenes se encontraban en la alcoba real, que era un desastre real también, con un Wolfram que apestaba a alcohol y un arrepentido Yuuri.
El moreno comenzó a masajear suavemente la espalda del von Bielefeld y a susurrar en su oído. —Ya, ya Wolfram, intenta dormir un poco.- Era como una madre dándole palmadas a su pequeño niño. Entonces los ojos verde esmeralda comenzaron a tambalearse lentamente. –Lo mejor será que vaya por Gwendal- Profundo suspiro. -¡Ahhh! En lo que me haces meterme, rubio.-
Pero cuando el moreno estaba por recostar el cuerpo del más pequeño en la cama unos dedos se enterraron con gran fuerza en sus brazos. Cabe mencionar que con mucha fuerza. –Yuuri….Si te acercas por lo menos un metro de distancia a esa puerta no dudare en matarte. —
—¿Eh? Pe… ¡Pero serias juzgado de traición a tu rey!- El moreno grito ofendido y el rubio solo sonrió dulcemente.
Se supone que Yuuri tendría que estar enfadado pero ya estaba acostumbrado a la poco común forma en que su prometido le demostraba su amor, así que sonrió bobamente y se quedo mirando fijamente los cabellos dorados de Wolfram.  Era muy probable que estuviera loco, pero la forma de ser de Wolfram de alguna manera lo entusiasmaba.
-— ¿Por qué no terminas de admitir que te gusto?
Silencio incomodo.
—Solo tienes que admitirlo Yuuri, todos saben que es obvio. -—  Nuevamente la risa cantarina del rubio inundaba la habitación, el moreno estaba más rojo que una manzana y siendo Yuuri no es de sorprender que se olvidara que aun sostenía el cuerpo de Wolfram, cuerpo que ahora estaba en el suelo tirado.

—Mierda. El moreno movía frenéticamente sus brazos y pensaba en las disculpas que le daría al demonio antes de que comenzara a gritarle como un histérico, pero nunca llegaron los gritos, mas bien las risas si.
Los brazos del niño de ojos verdes se enrollaron en las piernas del mayor como los tentáculos de un pulpo y de un jalón hizo que el moreno callera de sentón a su lado.
—Ouch…-Yuuri sobaba su trasero que había amortiguado el golpe.
—Podría ayudarte con eso. — Dijo pícaramente el rubio haciendo que Yuuri finalmente se saliera de sus casillas.
—¡Que no me gustas Wolfram! ¡Eres un chico!.- Agarro los hombros del rubio y se sentó a horcajadas encima de el, la sonrisa de autosuficiencia del von Bielefeld paso desapercibida para el. — H O M B R E. Comenzó a deletrear como si le estuviera hablando a un niño de cuatro años.
Eso quiere decir que te gusta un hombre.
— ¡Que no!
—¡Que si!
— ¡Que no!
—¡Que si!
— ¡Que no!  El rubio dijo lo se se suponía diría el morocho.
—¡Que si!   Yuuri diría a ciencia cierta que esta noche había visto reír al rubio mas veces de las que en los años de gobernante lo había hecho.
—Te dije que si, es bueno saber que lo admites, es mas, déjame decirte que no estoy sorprendido.
— ¡Argh! ¡Eres imposible!.  El moreno estaba por levantarse del suelo y marcharse indignado cuando la voz del rubio llego a sus oídos. —Pruébamelo

Y eso hizo, como en las películas chicle ahora sus labios estaban presionando a los del rubio de una manera posesiva, probándole que NO le atraía en lo mas mínimo. Probándole que no le importaba el delicioso sabor de su boca ni lo excitado que estaba su cuerpo con la forma en que Wolfram acariciaba su espalda o la manera en que cierta parte de su anatomía estaba reaccionando, tampoco probaba nada la manera en que sus manos se metían dentro de la camisa blanca del mas pequeño acariciándolo o que no le fascinaban los gemidos que eran música para sus oídos.

Entonces su cuerpo estaba reaccionando sin si consentimiento. Wolfram volvió a enroscar sus delgadas piernas en la cintura del morocho quien se puso de pie sintiendo como los mojados labios del rubio –a causa del vino- lamian su cuello. Y con el cuerpo del rubio montado en el y los ardientes besos que ambos se proporcionaban chocaron contra varios muebles. –O mas bien la espalda de Wolfram choco- pero no hubo quejido alguno, seguramente la mañana siguiente el placer seria olvidado pero los moretones de su espalda le recordarían su victoria por algunos días mas.

 –Si de esta manera me lo estas probando, déjame decirte que eres todo un perdedor a parte de debilucho—
El rubio lamia las clavículas del rey.
—Cállate y aprovecha el momento. —La ropa sobraba en la habitación ahora y el moreno estaba dispuesto a admitir que estaba un poco atraído por el rubio hasta que…
— ¡¿Qué demonios esta ocurriendo aquí?!
—Gwe…¡Gwendal!
— ¿Se supone que esta es su famosa fiesta de pijama? ¿Beber como vulgares vagos y terminar de esta manera? ¿Cómo pudo aprovecharse de mi hermano de esta forma majestad?
La situación se tornaría grave a no ser por que el rubio seguía riendo como si tuviera problemas mentales mientras en su mano derecha una botella de vino era agarrada. –Oh, no te molestes hermano.- Luchaba por mantener el equilibrio. —¿Qué no ves que Yuuri esta cachondo? ¡Alégrate!
El transcurso de esta historia consiste en un rubio corriendo semi desnudo por el palacio mientras en su mano era agarrada una botella de alcohol siendo perseguido por un Conrad que comenzaba a sentir un gran dolor de cabeza. En su mente pensaba que en cuanto atrapara a su hermano menor seria severamente castigado. Por primera vez en años el castaño no estaba sonriendo. Un Yuuri siendo atendido por Gisela mientras le preguntaba molesto a la medico la clase de reino que gobernaba, pues su súbditos podían golpearlo cuando se les antojara.
Un Gwendal con un tic nervioso que frenéticamente tejía muñecos de peluche para purificar su interior y no dejarle el otro ojo morado al rey y un Gunter tirado en el suelo mientras abrazaba sus piernas y lloraba en posición fetal no haber participado en la fiesta de pijamas.

En resumen Pacto de Sangre era un caos.



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